Un camino de sabores
Por Aser Álvarez
El Camino Inglés
es el más desconocido y menos transitado de todos los caminos de Santiago. Esta
ruta tiene como puntos de partida los puertos de Ferrol y A Coruña, aunque
sabemos que, al menos desde el siglo XI,
los barcos con miles de peregrinos escandinavos, flamencos, escoceses, irlandeses, galeses y franceses
llegaban también a otros muchos puertos gallegos como Neda, Ribadeo o Noia,
para después dirigirse a Compostela por tierra, especialmente en años santos.
Dos de cada cien
peregrinos que hoy llegan a Santiago eligen esta ruta, que se puede hacer en
cuatro o cinco días a pie, durante los cuales experimentaremos lo mejor de la
gastronomía de Galicia. Desde la oferta más tradicional de las tabernas y
tascas, que encontramos en cualquiera de las dos variantes de esta ruta,
especialmente en Betanzos o Pontedeume, o incluso en la meta, con templos inmutables como el Gato
Negro o el Negreira, hasta la cocina de vanguardia de los restaurantes donde
derrochan talento y pasión las nuevas generaciones de cocineros, como Beatriz
Sotelo y Xoán Crujeiras, que incluso han creado un menú especial del Camino
Inglés, con motivo de uno de nuestros viajes con periodistas y bloggers por esta ruta, que podemos degustar en A Estación de Cambre.
Descubriremos un
camino repleto de sabores y aromas que nos van llevando desde la costa hacia el
interior, a través de unas comarcas que nos permitirán descubrir la enorme
variedad de nuestra cultura enogastronómica. Desde los pescados y mariscos frescos
de las rías hasta los mejores productos de las tierras del interior, con
productos que nutren nuestros pasos en una ruta tambié singular desde el punto de vista
culinario, que ha de ser recorrida a paso lento para poder disfrutar de las
agradables sorpresas que esconde.
Tanto si
empezamos en A Coruña como si lo hacemos desde Ferrol, donde es obligatoria una
visita a sus mercados para conocer los productos del mar, en esta ruta vamos a
poder experimentar la gastronomía gallega en toda su extensión. Poca gente sabe
que las mejores tortillas de España están en Betanzos, donde el Mesón O Pote es
la referencia para los amantes de este producto. Un mar de huevo y patata
sellado a fuego fuerte para honrar la memoria de Angelita, la mujer que hizo
famosa la tortilla betanceira y su sorprendente receta, con tres huevos por
patata y siempre sin cebolla. En Betanzos se habla más de las tortilla que del
fútbol. El caminante lo agradece y su estómago también, especialmente cuando se
marida con blanco o tinto de la tierra, “vinos cadetes y jóvenes”, como los
definía Álvaro Cunqueiro, y que durante siglos fueron exportados para la Marina
Inglesa. Huevo y agudelo para reconfortar al pueblo.
En el mercado de
la Magdalena de Ferrol, al lado del kilómetro cero, podemos encontrar otro de
los secretos mejor guardados de la ruta. Son los roxóns, un producto elaborado
con la carne que rodea la tripa del cerdo, que se cuece a fuego lento en una
olla, en su propia grasa, durante dos horas, transformándose así en una
explosión de sabor en forma de rosetón y con textura de corteza. Se comen fríos
y con sal gorda y no hay paladar que se resista. Para obtener un kilo de esta
exquisitez necesitamos cinco kilos de materia prima. Colesterol del bueno para el caminante o para el bicigrino.
Dos de los
mejores panes de Galicia también están en el Camino Inglés, en Carral y Neda,
en la variante coruñesa o ferrolana respectibamente. La historia del pan de
Neda, cerca de Ferrol, se remonta a la Edad Media. Los molinos y la
extraordinaria calidad de las aguas del río Belelle hicieron posible el
surgimiento de una potente tradición panadera en esta villa, que incluso llegó
a abastecer a la Armada Invencible. El pan de Carral también es un producto de
alta calidad y su presentación suele ser en forma de bolla, aunque suele ser
más esponjoso y menos contundente.
Al final de la
ruta nos esperan las Uñas de San Lázaro, típicas de este barrio compostelano,
que se comen en marzo, coincidiendo con la fiesta y el tiempo de los bertóns,
una verdura típica de esta zona, que se combina con patatas, chorizos y la mano
del cerdo, que necesita una larga y lenta cocción. La cabra siempre ha sido el
producto estrella de las fiestas de los barrios de Santiago, y aunque la
tradición se ha ido perdiendo, todavía pervive en algunas tabernas de Vista
Alegre, como O Tarelo, Vite, A Pontepedriña o Conxo, donde en el mes de
septiembre se celebra la fiesta de la cabra. El Quijote y el Paz Nogueira son
imprescindible para el que quiera ganar su Compostela con este olvidado manjar
de la gastronomía tradicional de Santiago.
Reproducimos este artigo de Aser Álvarez (imaxes de Iván Nespereira e Andreia López) elaborado para a súa publicación no libro sobre o Camiño Inglés que acaba de editar da Deputación da Coruña.
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